Capítulo V - LA CABEZA

EL CASO "IVONNE"

CAPÍTULO V

LA CABEZA

...Al cabo de bastantes horas, ya totalmente de día, en su cuarto de los Juzgados, Javier Ponce, medio adormilado, prepara la documentación de la orden de búsqueda de ERNESTO HIDALGO GONZALEZ, los demás asuntos parecen para él no existir, espera impaciente el regreso del Juez Aguilera. A primera hora ha salido a realizar unas gestiones personales y aún no ha regresado. Ponce ha dicho a Anastasia, su compañera y también funcionaria, que le avise cuando llegue.

Suena su teléfono: —¡RING… RING…! —Javier contesta al momento, escuchando la inconfundible voz de Anastasia que le comunica que el juez ya está de regreso.

A lo que Ponce acude al despacho de su superior. Llamando a la puerta y entrando, costumbre ésta muy utilizada entre el personal de Justicia de no esperar el permiso, se dirige al Juez: 

—¡Aguilera, tengo que contarle muchas novedades sobre el asunto del travesti!

—¡Mira Javier!, no me toques los cojones también esta mañana… ¡con la mierda del travesti! Tengo cosas más importantes que hacer, que preocuparme por un rollo como éste que te traes.

—¡Oiga que hay novedades muy importantes!

Ante tanta insistencia, Aguilera por una vez más cede... ya son muchos años que Ponce está en su juzgado:

—¡Caray Javier, lo tuyo es del psiquiátrico!, ¿venga cuéntame?

—Ya puedo asegurarle, que la rubia del otro día es un travesti.

A lo que el Juez Aguilera cargándose de paciencia, decide prestarle un poco de atención y no mandarle a “tomar por saco”, como instintivamente desea hacer:

—¡Siéntate! Ponte tranquilo y habla flojo, que hoy me duele mucho la cabeza y no estoy para oír gritos…

—¡Vea! Revisando los papeles que encontramos en el piso, ha aparecido esta partida de nacimiento —Enseñándole el documento—, observará que pertenece a MANUEL GOMEZ CORTES y no a "IVONNE", que es el que consta en el juicio de desahucio.

—¡Bien!... ¿Y qué me quieres decir?

—Pues que la tal "IVONNE" no existe, su nombre verdadero es MANUEL. Además anoche estuve en el club donde trabajaban ambos y los reconocieron, me dijeron incluso el nombre del "pollo" de la foto, se llama ERNESTO HIDALGO GONZALEZ.

Aguilera observa la cara de cansado de Javier Ponce y confía en lo que le está contando, sin entender el entusiasmo mostrado por éste en el caso y que, además, él no está autorizado a seguir, en realidad lo deberían investigar los de la policía judicial, pero como el inspector Quintillas se ha ido de vacaciones y andan justos de personal. Decide dejarle seguir con el asunto, en realidad todos dependen de él (Aguilera), pues en el sorteo del caso se lo han asignado a su juzgado. Tampoco cree que el asunto pase del mero descubrimiento de un cadáver y su posterior identificación.

—Con su permiso, ya he preparado toda la documentación para que ordene su búsqueda. —Con ello se la juega mucho el amigo Ponce, pero para suerte de él, el juez antepone el esfuerzo realizado por su subordinado y le sigue el “rollo”, pero…:

—¡Veo que has trabajado mucho! Podrías hacer lo mismo con el resto de tu trabajo, ¡el que de verdad te correspondería hacer!

—¡Tenga! ¿Si la quiere firmar? —Ofreciéndole su bolígrafo de plástico y pensando que lo que le dice no va con él...

—¡Quita pelotas! ¡Yo siempre firmo con mi pluma! Como estés equivocado y me hagas meter la pata... ¡Prepárate!

Piensa que hasta el momento, éste es simplemente un caso de identificación de un cadáver, nada hace pensar que el fallecimiento de tu "amigo travesti" sea ningún asesinato.

Ponce, de nuevo sin escuchar al Juez Aguilera, recoge la documentación y sale apresuradamente del despacho, pensando en que no vaya a cambiar de idea.

Ya más tranquilo, sentado en su mesa, coge el teléfono y marca el número de Diego, su compañero de esta atípica investigación:

—¡TIROLALILO…! ¡TIROLALILO…! —¿Quién es? —Con voz rasgada y propia de las resacas.

—¡Diego soy Javier!, ¿estabas durmiendo?

—¡No me la estaba meneando!, ¿a ti que te parece?

—¡Pues perdona!, pero creía que te interesaría saber que, Aguilera ya me ha firmado la orden de búsqueda de Ernesto.

—¡Y quien coño es el Ernesto este!

—¡Ernesto Hidalgo, el que vivía con el travesti!

—¡Ya!, el nombre del tío que… ¡YO averigüé anoche!, ¿y para esto me despiertas?

—¡Venga hombre, levántate de una puta vez! ¡Que hace un día muy soleado!

—¡Bueno ya vale!... ¿Te puso pegas Aguilera para firmarte la orden?

—Al principio sí, pero luego cuando le explique lo de anoche, la firmó.

—¡No creo que se lo contarás todo…!, ¡ni al Aguilera, ni por supuesto a tu mujer! ¿Se tragó la versión que te dije que le contaras? —interesado en saber si funcionó.

—¡No me lo recuerdes! Yo que no le dejo cambiar el comedor —refiriéndose a su esposa— y voy jodiendo la pasta con "La Dominicana" de tú amigo Marcial.

—¡Tranquilo que más se perdió en Cuba! ¿Pero se lo contaste o no?

—¡Si…! No exactamente como me dijiste… pero sorprendentemente se la tragó. ¡Ya me explicarás como pudiste saber que “colaría”! ¡Y acertaste inclusive en lo del “final feliz”! ¡Y fue de los mejores que hemos pegado! La motivó el ver la lealtad y fidelidad que le proceso…!

—¡Pero serás cabrón y mentiroso! ¡Y no te digo más porque me cojes medio dormido!

—¡Bueno, ya hablaremos, ya hablaremos…! ¿Vas a venir a verme?

—¡No! Este mediodía me voy a Salamanca con mi exsocio “Bait”.

—¿Y que se te ha perdido en Salamanca?

—Tenemos que confirmar una información del doctor Mirinda y, por si no te acuerdas, allí nació mi abuelo, “El Carabinero” y aprovecharé para ver a un familiar mío que he descubierto que tengo.

—¿El presidente del “Realeño”? —pregunta Ponce confundiendo los personajes.

—¡Qué coño dices Juan! El del “Realeño” es el Doctor Mirinda, que no tiene nada que ver con mi abuelo, mi abuelo era Republicano y Carabinero de profesión. El Mirinda no sé en que “tinglados” está metido.

—¿No será sobre el asunto de las drogas que comentaste?

—En parte sí, pero el motivo es que vamos a entrevistarnos con un entrenador, que tiene información sobre unos traspasos de jugadores que se han hecho recientemente.

—¿Y qué pinta tu exsocio “Bait”?

—Lo estamos investigando por doble interés, yo porque me comprometí con Dolores —su exmujer y directora del “Primero del Día”—, le estoy preparando un reportaje sobre este asunto de los traspasos y el dinero negro que se maneja. Y a “Bait”, porque le interesa el tema, para incorporar lo que salga a su base de datos, ¡ya sabes cómo es él!, le gusta tener información en su ordenador de todo el mundo… Y además, aunque no lo reconoce, le hace ilusión conocer Salamanca; que no ha estado nunca y siente admiración por ella.

—Un día tengo que ver qué es lo que tiene de mí. —comenta Ponce.

—Pues no te extrañe que también te tenga metido dentro.

—¿Te vas por muchos días?

—Uno ó dos, cuanto antes acabemos mucho mejor, no me gusta viajar con acompañantes, me ir sólo y mi puto aire…

—¡Bueno, pues no te enredo, feliz viaje!

—¡Gracias Javierito! ¡Y no te me desmadres en estos días!

 

…A la seis de la mañana del siguiente día, Enrique y Jorge, dos jóvenes aficionados a la pesca, bajan por un sendero que conocen de un alto acantilado de la costa, con mucha precaución llegan a las rocas que se unen con las aguas del mar. Buscan un rincón que les permita sentarse y tirar el anzuelo.

—¡Te has fijado en aquel saco! —pregunta uno de ellos.

—¡Sí, ya lo he visto! ¡Mejor déjalo que probablemente esté lleno de basura o de mierda!

—¡Venga hombre, tengo curiosidad por ver lo que hay dentro! —dicho esto, se acerca al saco que está entre dos rocas, lo saca con un poco de esfuerzo y lo mueve unos metros más atrás, sobre una gran roca plana—… ¡Venga Jorge, acércate! ¡Veamos que hay dentro, igual es un tesoro!

—¡Mira que te va la marcha! ¿Aquí a que hemos venido, a pescar… o a recoger los sacos que la gente tira al mar?

Ante la intranquilidad por lo que puedan encontrar en su interior, Enrique abre el saco de una vez:

—¡Ostia!... ¡¡¡Esto es una cabeza!!! —pasado el impacto inicial de tal visión, reacciona y piensa en que debe haber una explicación más razonable para esta cabeza— ¡Debe ser de plástico, algún bromista la habrá tirado al mar!

Y sin pensarlo, mete la mano en el saco y agarra el pelo de la supuesta cabeza de plástico, e instintivamente la saca fuera del saco.

—¡De plástico!... ¡Esta es la cabeza de un hombre! ¡A mí no me jodas! —afirma Jorge y ya lamentando el haberla descubierto.

—¡Pues es verdad! ¡La meto dentro otra vez, que me da mucho asco!... ¡Y ahora qué hacemos! —pregunta Enrique.

—¡Vamos a tirarla de nuevo al mar! Lo único que nos puede traer son líos y problemas.—propone Jorge como solución.

—¡Déjate! ¡Lo que tenemos que hacer es llevársela a la Policía!

—¡Como quieras!, pero ya verás cómo nos metemos en un buen lío. ¿Quién coño nos mandaba coger el saco de “las putas patatas”?

Los dos pescadores “amateurs” suben de nuevo el acantilado con mucha precaución; y ya arriba, colocan el saco dentro de una pequeña nevera que, pensaban utilizar para guardar su pesca, que está en el maletero de su coche, un R5 de color naranja. Ya con la extraña carga, cogen destino al centro de la Ciudad, y en poco tiempo llegan al edificio de la “Jefatura Superior de Policía”; aparcando en doble fila, salen del coche.

—¡Ya que tú lo has encontrado, abre el maletero y saca el saco! —indica Jorge.

El amigo de pesca lo abre y saca la nevera que contiene el saco en su interior, un fuerte olor a pescado podrido le acompaña, que además le queda impregnado en su propia nariz, esto es algo que suele pasar con los olores tan fuertes y poco habituales.


…En la oficina de denuncias, ya dentro del Edificio:

—¡Buenas...! —saluda Enrique al policía de guardia, incluido el saco que ha sacado de la nevera a cuestas— ¡Mire…!, hemos encontrado este saco y... ¡Dentro hay una cabeza de un hombre! —Enseñando el saco al policía de guardia, éste sorprendido y tras su mostrador, hace ademanes para evitar que lo coloquen sobre el mismo,

—¡Dejaros de bromas que «no está el horno para bollos»! —advierte el policía, pensando que es una broma de los dos jóvenes.

—¡Oiga mírelo Vd. mismo! —insiste Enrique.

Depositando, sin hacer caso a los gestos, el saco en el mostrador que les separa del policía. Quien sigue dudando por unos instantes de los jóvenes, pero ve que hablan en serio, la cabeza que aparece al medio abrirse el saco, es real, y el agua y olor que va con ella, también.

—¡Menuda peste a bacalao! ¡Como sea una broma...!

El policía sin tocarla, hace una revisión visual de la cabeza. En esos momentos, desconoce que es la cabeza del infortunado Heredia, la arrojada anteriormente por Paco Pinilla en ese mismo acantilado.

—¡Cojones pues es cierto! ¡No os mováis de aquí!

LA CABEZA

Se aleja del mostrador y camina rápidamente hacia una cuarto próximo. Al cabo de unos segundos aparece con otro hombre trajeado, es el “Inspector de Guardia”, que fija su mirada en la cabeza:

—¡Me cago en la leche! ¿Dónde la habéis encontrado?

Enrique medio asustado por el tono, aclara la pregunta del “investigador”:

—¡En un acantilado, cerca de "Cala Blava"! Nosotros íbamos tranquilamente a pescar, ¡cuando nos encontramos con el saco!

—¡Darle vuestra documentación al policía, yo voy a avisar al comisario Lucas!

Pasados unos minutos más, en el cuerpo de guardia se reúnen un buen número de curiosos policías.

La aparición de la cabeza es motivo de todo tipo de bromas en el edificio de la Jefatura… ¡Cómo no podía ser de otra manera!


…Al día siguiente, el periódico "EL PRIMERO DEL DIA", ya en su edición de la mañana y en la página de sucesos, publica la fotografía de la cabeza y en cuyo pie inserta: «Si reconoce a esta persona llame al 091». En la siguiente página se relatan los hechos de cómo se encontró la cabeza.

En otro lugar, Ponce está tomando un café en la barra del bar de Luis y Miguel, a la vez que ojea la edición de "EL PRIMERO". Y es precisamente Luis quien se dirige al funcionario:

—¿Has visto lo que encontraron ayer dos pescadores?

—¡Pues no!... ¿Dónde está?

A lo que Luis le va pasando las páginas del diario…y localiza la comentada noticia:

—¡Mira aquí!

Ponce se pone a leer la noticia impresa en el rotativo y al poco rato exclama:

—¡Vaya como está el mundo!

—¿Tú crees que lograran identificar al de la foto? ¡Vaya!, ¿saber a quién pertenece el “melón” (la cabeza)? —pregunta Luis, conocedor de los conocimientos de Ponce.

—Es muy probable, siempre hay alguien que conoce a la persona.

Además aquí dice que, después de rastrear la zona, el resto del cuerpo lo encontraron en un chalet no demasiado lejano y, donde hay un cuerpo, hay señales o pruebas de quién es el fallecido.

¡Ya verás como no tardaran mucho tiempo en saber quién era!

—¿Y a santo de qué, le cortaron la cabeza?

—Lo hacen para que no se les pueda identificar, seguro que es cosa de un ajuste de cuentas propio de mafiosos o traficantes.

Dicho esto, Ponce acaba de leer "EL PRIMERO", nota el cambio que se ha producido en el diario desde que lo dirige Dolores. La exmujer de su amigo Diego, con la que le une también una gran amistad.

Un día más, sube a pie las escaleras del edifico de los Juzgados, también una vez más los ascensores no funcionan, supone que el nuevo “Gerente de Justicia”, con su fama de ahorrador, no ha pagado el contrato de mantenimiento de los ascensores. A él desde hace meses aún se le deben las guardias.

Con resignación acaba de subir hasta la tercera planta, la de su Juzgado, cruza el pasillo y se dirige a su cuarto. Desde detrás de la puerta escucha el inconfundible sonido de su teléfono: —¡RIIING… RING…! —Apresuradamente abre la puerta y descuelga el aparato: —¿Diga…?

—¡Javierito soy Diego! ¡Ya estoy de vuelta, ha sido un viaje rápido! —Javier espera que le pregunte por el caso de la "IVONNE" que tanto le ofusca, sin embargo Diego le sale por “peteneras”—: Lo he pasado muy bien, he conocido a una mujer muy interesante y me ha pasado el tiempo volando, casi no he trabajado, pero me ha cundido. ¡objetivo cumplido!

—¿Sabes algo nuevo? —le pregunta Ponce con la intención de llevarlo a su terreno.

—Con lo de las drogas, tengo claro que no está metido; pero con lo de los traspasos, la noticia es una bomba, ¡le hemos cogido con el culo al aire!... —Más de repente cambia de responder a preguntar—: ¿Y de lo nuestro, que novedades tenemos? —Javier Ponce por fin ve el interés de Diego por "su caso", más tristemente le tiene que informar que:

—¡Pocas, yo diría que ninguna!

—¿Habéis encontrado ya al Ernesto Hidalgo, el “novio” de la "IVONNE"? —Ahora si se nota que el periodista está metido de lleno en el caso.

—¡Que va, esto va para largo! —notándose la bajada de ánimos sobe el asunto.

—He estado hablando durante el viaje con “Bait” de todo esto, y los dos hemos llegado a la conclusión de que Benito Bestard sabe más de lo que nos ha contado. Deberíamos hacerle otra visita a “La Tarántula”.

—¡De acuerdo!, pero no tengas prisa, que Aguilera parece que está mosqueado conmigo.

—¡No hagas caso a Aguilera! Ya te dije que era un hombre raro, algún día te contaré algunas cosas de él.

—¡Diego no te enrolles! Bastantes líos tengo para que tú me comas el coco con Aguilera. ¡Nada más me faltaba que me abra un expediente por falta de rendimiento! ¡Que no me extrañaría que lo hiciera!

—¡Venga Javierito que no decaiga! Te llamo dentro de unos días y vamos a ver al Benito, así saldremos de dudas.

—¡Bien, llámame… y ya veremos!

FIN DEL CAPÍTULO V

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